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El pájaro bromista




Pincho es un pequeño pajarillo travieso y juguetón. Le gusta gastar bromas a sus amigos, pero no es malo. Un día, antes de que saliera el sol, voló hacia la puerta de su amiga Treva, la tortuga valiente y comprensiva con todos los animales de su entorno.
-Querida amiga Treva -dijo Pincho con una vocecita temblorosa y clara.
-Hola, amigo mío ¿Qué te trae por aquí?- le preguntó Treva.
-Verás: he cometido un error con nuestro amigo Craki- respondió preocupado el pajarillo.
-¿Qué has hecho esta vez?, -indagó su amiga.
-Metí una araña en su nido para asustarle y gastarle una broma, pero resulta que se cayó del árbol, y le han tenido que llevar a urgencias. Yo… no quería hacerle eso, era una broma de las mías.
-Pero ,Pincho, tarde o temprano tenía que suceder-dijo la tortuga-. ¡Lo sabía!
Salieron apresuradamente al hospital de animalitos, y entrando por la puerta, les salió a recibir el amable perro veterinario Taldo, que así se llama.
- Qué desean?
Verá usted -dijo la tortuga- un amigo nuestro se ha caído del nido, y nos han dicho que está ingresado aquí.
-¿Y cómo se llama su amigo?
-Craki-respondió preocupada la tortuga.
-Sí, efectivamente, le han tenido que operar de manera rápida pues se ha roto la patita derecha y ha quebrado uno de sus huesos…
-¡Ay dios mío! -gritó Pincho.
-No estéis tristes, ha salido muy bien de la operación pues es un pajarillo muy fuerte y estoy seguro que en unas cuantas semanas recuperará el vuelo.
-¡Seguro que sí¡ -dijeron los dos amigos a la vez.- ¿Nos podría informar en qué habitación se encuentra?
-Esperen un momento por favor , voy a comprobarlo.
En unos minutos apareció de nuevo el doctor veterinario y dijo:
-Se encuentra en la habitación con el número 27 en la 2º planta.
-Gracias -dijo Treva.
Al llegar a la habitación. Treva empezó a hablar a Pincho.
- No estés triste amigo mío, verás que pronto volareis por estos cielos tan azules y transparentes… felices y contentos… oliendo el frescor de las flores… bebiendo esa agua tan cristalina que brota de las fuentes cantando tan hermosamente.
-Amiga mía ¿Crees que me perdonará? -preguntó Pincho asustado.
-Claro que sí, amigo!-le contestó la tortuga- pero ten presente que tienes que hablarlo con él, y cuando lo hagas, ten cuidado de la manera como se lo explicas para no herirle y seguir siendo los amigos tan legales que siempre sois.
Tocaron a la puerta donde se encontraba Craki.
-¡Tan, tan!...
Enseguida salió la enfermera y preguntó:
-¿Qué desean?
- Venimos a visitar a nuestro amigo Craki.
-¡Pasen, pasen! –les respondió la amable señora.
Al entrar encontraron a su amigo con una de sus patas escayolada y con unos cuantos rasguños en la cara, pero de poca importancia.
-¡Hola querido amigo! - dijeron al par sus amigos- ¿Qué tal te encuentras?
-Un poco mareado- respondió Craki-pero me ha dicho el médico que en días próximos estaré mejor y mi patita derecha que ha sido quebrada por el golpe también.
-Cuanto nos alegramos –respondieron sus amigos.
-Si me perdonas querida amiga Treva-dijo Pincho- me gustaría hablar unas palabras con nuestro amigo a solas…
-¡Cómo no! –respondió la sabia tortuga.
Inmediatamente Pincho empezó a decir:
-Te pido perdón querido amigo mío desde lo más profundo de mi corazón… fui yo quien metió la araña en tu nido…. Perdón, perdón… ya sabes cómo soy… me gusta gastar bromas… pero inocentes, y no pensé jamás que llegaría a suceder tal desgracia.
-Ya me imaginaba que habías sido tú, amigo… verás, por mi parte estás perdonado pero por favor… otra vez que quieras gastar una broma piensa muy bien en las consecuencias. ¿ Te imaginas si llego a perder mi patita o me quedo cojo de por vida?-dijo Craki.
- No digas eso amigo mío – le contestó Pincho – te prometo que de ahora en adelante solo me preocuparé de estar contigo para ayudarte en todo y jamás volveré a gastar ninguna broma más.
A continuación se abrazaron con fuerza y con mucho pero mucho amor.
Luego, Pincho y Treva se fueron despacito, dejando descansar a Craki. En el camino de regreso, Pincho le dijo a Treva que había aprendido la lección: nunca haría a nadie otra broma tan mala como ésta. Y comenzó a cantar alegremente la canción que más le gustaba a su amigo.

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