Del jardín de las flores una rosa cayó.
Un caballero que por allí pasaba
del suelo la recogió.
Se la llevó a su boca
y de su fragancia se impregnó.
La rosa que bella era
de sus labios se enamoró,
de su piel tan delicada
de su esmerada educación.
Se asomó por allí una dama
que un espejismo creyó ver,
una rosa enamorada
de su amante más fiel.
Se encaminó hacia su lado
y al preguntar:
-¿Qué emulante perfume desprendes amado mío?
El caballero presto
así le contestó:
-Es la rosa de tus labios
de tus besos y de mi corazón.
La rosa al oír esto
en sangre se convirtió,
para pasar por sus venas
inundada de pasión.
Un caballero que por allí pasaba
del suelo la recogió.
Se la llevó a su boca
y de su fragancia se impregnó.
La rosa que bella era
de sus labios se enamoró,
de su piel tan delicada
de su esmerada educación.
Se asomó por allí una dama
que un espejismo creyó ver,
una rosa enamorada
de su amante más fiel.
Se encaminó hacia su lado
y al preguntar:
-¿Qué emulante perfume desprendes amado mío?
El caballero presto
así le contestó:
-Es la rosa de tus labios
de tus besos y de mi corazón.
La rosa al oír esto
en sangre se convirtió,
para pasar por sus venas
inundada de pasión.