hasta los cauces del río,
quiero gozar de estos mares
sin ningún delirio.
Que tu mente en mi alma
haga siempre su nido
y tus pasiones desmedidas
me lleven a gozar contigo.
Que no pierda nunca la miel
que pones en mis sentidos,
para que se adhiera a mi piel
y sea siempre mi abrigo.
¡Quiero para siempre que tus pliegues
me hagan sentir
que soy tu único testigo!