en el cuerpo de la mujer,
dibujan surcos de sangre
que recorren toda su piel.
No sabe, el ignorante,
que con la fuerza de su mano
golpea parte de su ser.
Cuando termina de tal hombría
una sonrisa esboza el cruel,
no se acuerda que su Madre,
también es una Mujer.
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