Qué racimo de uvas
cae de tus rizos
dorados.
¿Cómo no comer el fruto prohibido?
Si cuando veo en tu boca
el secreto que hay en
ella,
llora en silencio
el lagrimal mío.
Cómo no ceder ante la ausencia
de una vida de nostalgias.
Te pretendo dentro de mí
sin pesadillas que vengan
de noche, a desnudarme entera.
Por no tener el coraje de decirte:
este cuerpo es tuyo
y mi alma… de los dos.
1 comentarios:
Letras de altura. Una belleza que solaza al alma! Carlos Justino Caballero
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