Cada noche respiro un sueño diferente,
hay dragones conectados a mi almohada;
fijan sus ojos rojos en mis pechos
y saborean el amanecer del lenguaje transhumano
que me rodea como círculo de fuego.
¡Ay, que sucio pensamiento tienen esos seres!
Se alimentan con serpientes venenosas,
con larvas recién nacidas, inocentes…
¡Ay señor!
Quieren mi mente para
que les sirva el alimento solidario en su espejo,
allí justo donde concluye su devenir sin frontera.
Sus ojos están manchados de nubes.
Son seres inmundos de la vida,
mandados por patriarcas temerarios
de otras épocas apocalípticas,
de otras épocas apocalípticas,
pero presentes en todas las batallas de la vida.
2 comentarios:
Excelentes versos. :)
Muchísimas gracias, estimada, Otra anónima, por la deferencia realizada. Un cordial saludo.
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