Para refugiarme en tu cuerpo,
necesito más de ti.
Hay un mordisco de luna
en la cintura de lo desconocido.
Allí, donde besa el pliegue de tu mirada.
Esa serpiente de agua, sin malicia,
escarchada en tabúes ignorados y perversos.
¡Ay, amor! La sangre hierve inconsciente
en el laberinto de las horas.
Acechan tantos temores…
que el racimo de uvas
está solo, en el panal de los dioses.
2 comentarios:
Precioso Begoña.
Tienes un talento innato para describir el amor en su mayor dulzura.
Te dejo todo mi cariño y mi admiración estimada poeta.
María Pilar Gonzalo.
Muchas gracias querida amiga por tu presencia en mis letras. Gracias por tu generosidad de --- palabra...es reconfortante recibir tus apreciados comentarios / que sé qué.... brotan desde tu -- corazón.
Un beso, amiga.
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