El tiempo se vuelve un caos de peregrinaje,
por los laberintos cerrados de la soledad.
Aguanto sigiloso el cruzar de trenes,
por vías que subyacen recorriendo
caminos, caminos desesperados
al encuentro de tu boca.
Tengo ya necesidad de mecerme
en la cuna que lleva tu nombre.
Suave, cercana a mí, sin miedos,
caminando por los senderos
que me llevan hacia tu puerta.
Llevo mi espalda curvada
por trabajos que han mermado mis piernas
mi cuerpo, mi vida,
vida pobre, pero al fin y al cabo vida.
Quiero salir de esta encrucijada
que me tiene sorbido en tu recuerdo.
No es un sueño que vuelve noche tras noche, no amor,
es la dolencia del corazón
que poco a poco está muriendo por tu ausencia.
Mi voz angustiada, te llama,
por el aire, por los campos, por los ríos,
por las vertientes que lleva tu cuerpo.
Amor mío, escucha esta poesía,
cuando esté yo callado.
Y vuelve amor, que yazco
sobre la aurora blanca de tu alma.
2 comentarios:
Hermoso como todo lo que escribes.. un beso!!! amiga!!
Estimado amigo:
Te quedo reconocida por tu grato comentario a mi poema.
Sabes que te tengo mucho cariño, y, aunque estemos en la distancia no merma lo anterior dicho.
Un beso.
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